Bloque 4
Fuente
1.
Yo
tengo para mí que eso que complacientemente hemos llamado y seguimos
llamando “partidos”, no son sino facciones, banderías o
parcialidades de carácter marcadamente personal, caricaturas de
partidos formadas mecánicamente, a semejanza de aquellas otras que
se constituían en la Edad Media y en la corte de los reyes
absolutos, sin más fin que la conquista del mando, y en las cuales
la reforma política y social no entra de hecho, aunque otra cosa
aparente, más que como un accidente, o como un adorno, como insignia
para distinguirse o como pretexto para justificar la pluralidad.
Joaquín COSTA,
Oligarquía y
caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y
modo de cambiarla,
Madrid, 1901.
Fuente
2.
El marqués de Vegallana era
en Vetusta el jefe del partido más reaccionario entre los
dinásticos; pero no tenía afición a la política y más servía de
adorno que de otra cosa. Tenía siempre un favorito que era el jefe
verdadero. El favorito actual era (¡oh escándalo del juego natural
de las instituciones y del turno pacífico!) ni más ni menos, don
Álvaro Mesía, el jefe del partido liberal dinástico. El
reaccionario creía resolver sus propios asuntos y en realidad
obedecía a las inspiraciones de Mesía. Pero este no abusaba de su
poder secreto. Como un jugador de ajedrez que juega solo y lo mismo
se interesa por los blancos que por los negros, don Álvaro cuidaba
de los negocios conservadores lo mismo que de los liberales. Eran
panes prestados.
Leopoldo Alas
"CLARÍN”, La Regenta, 1884-1885
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