lunes, 24 de noviembre de 2014

La reina ninfómana, Isabel II de España

La vida de Isabel II se basa en una fiesta continua. Se acostaba a las cinco de la mañana y se levantaba a las tres de la tarde. Este modo de vida levantaba fuertes críticas en la sociedad española.

Isabel nació, el diez de octubre de 1830, en Madrid. Su padre era Fernando VII y su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, que era la cuarta esposa del rey y  además era su sobrina carnal. En sus tres anteriores matrimonios no había tenido descendencia. Después de tener a Isabel II tuvo otra hija, la infanta Luisa Fernanda, que nació en 1832.
Sube al trono cuando todavía no había cumplido los tres años. Esto se produjo por el fallecimiento del rey en 1833 y por no haber tenido hijos varones. Fernando VII promulgó antes de fallecer la Pragmática Sanción, por lo cual se derogaba la Ley Sálica, que impedía a las mujeres acceder al trono. Este hecho provocó la sublevación del infante Carlos María Isidro de Borbón, que era hermano de Fernando VII y en consecuencia heredero al trono de España.
Este hecho marcó para siempre el reinado de Isabel II, puesto que los absolutistas se agruparon en torno a los derechos dinásticos del infante Carlos María, provocando las conocidas tres guerras carlistas, que ensangrentaron al país a lo largo del siglo XIX.
Como no tenía Isabel II edad para reinar, fue nombrada como Regente su madre, María Cristina que duró desde 1833 a 1840. A los dos meses de quedarse viuda y siendo ya regente en nombre de su hija tuvo un nuevo amante, Fernando Muñoz, que era sargento de la guardia real, dos años más joven que ella. A pesar de todos los intentos de ocultarla, fue en vano, pues cada año quedaba embarazada, lo que delataba ante la población una situación difícilmente justificable cuando seguía siendo viuda.

En las tabernas y conciliábulos del país se decía “La regente es una dama casada en secreto y embarazada en público”. Los carlistas enemigos de ella, popularizaron una copla alusiva:
Clamaban los liberales
Que la reina no paría
¡Y ha parido más muñecones
Que liberales había!
Ante los escándalos que había en la Corte, hace que sea sustituida por el primer espadón de la época, el general Espartero, hasta que éste fue obligado a abandonar el cargo a mediados de 1843. Con la finalidad de evitar una tercera Regencia, se adelantó la mayoría de edad de Isabel II a trece años.

SU EDUCACIÓN
La Regente María Cristina no se preocupó de la preparación educativa y política de su hija para el desempeño de tal alto cargo. Exclusivamente se dedicó a su nuevo amante. Isabel II careció de un ambiente familiar y de la afectividad de su madre, a todo ello hay que unirle la ausencia de una  educación adecuada y de una preparación política para una persona destinada a ser Reina de España.
Su educación además dependía de los vaivenes políticos, como ocurrió en 1841 cuando se produce un cambio radical cambiando  al preceptor. A ello hay que unir que con trece años es nombrada Reina de España, podemos entender como  fue fácil presa de la manipulación partidista e interesada
Tampoco el poder político, ya fueran los progresistas o moderados, se preocuparon de preparar a Isabel II, pues todos partían del principio básico, de que cuanto más ignorante permaneciera, mejor resultaría servirse de ella y de su cargo.

El preceptor mayor era Agustín Arguelles, su profesor general José Vicente Ventosa, su maestro de música, Francisco Frontela, también llamado Valldemosa y también formaba parte de los preceptores Salustiano Olózaga, hombre inteligente y que destacaba por su gran preparación jurídica. Recibió una educación basada en la formación doméstica, en la religión y el estudio del piano. Despojada de cualquier estudio humanístico y político.
Estos preceptores están en el inicio de las habilidades sexuales de Isabel II. José Vicente Ventosa fue expulsado de palacio por razones graves. Francisco Frontela, se le conocía como el amante de la reina y ésta le concedió la Cruz de Carlos III. Salustiano Olózaga fue el encargado de desflorarla y de iniciarla en los principios amorosos.
Isabel II tenía un carácter temperamental y apasionado, al mismo tiempo que mostraba una ardiente sensualidad probablemente heredada de su madre. Otro aspecto muy reseñable era su gran generosidad y su ánimo alegre y vivaraz, que hacía muy agradable su presencia.
Isabel II  se vio fácilmente manipulada por los intereses partidistas, tanto por sus familiares como por las camarillas cortesana y determinados políticos. Al mismo tiempo, se veía las dificultadles que tenía para cumplir de forma eficaz las funciones políticas que el sistema constitucional le confería.
De esta época podemos valorar la descripción que hace el conde de Romanones de Isabel II:
A los diez años Isabel resultaba atrasada, apenas si sabía leer con rapidez, la forma de su letra era la propia de las mujeres del pueblo, de la aritmética apenas sólo sabía sumar siempre que los sumandos fueran sencillos, su ortografía pésima. Odiaba la lectura, sus únicos entretenimientos eran lo juguetes y los perritos. Por haber estado exclusivamente en manos de los camaristas ignoraba las reglas del buen comer, su comportamiento en la mesa era deplorable, y todas esas características, de algún modo, la acompañaron toda su vida”.
Isabel II era una mujer con escasas cualidades intelectuales, como se puede comprobar en las Cartas que se conservan de la Reina en la Academia de la Historia de Madrid. podremos observar la simpleza de sus planteamientos.

SU MATRIMONIO
El ocho de noviembre de 1843, Isabel II es declarada mayor de edad con trece años. El primer problema que debe afrontar es del matrimonio. Este matrimonio se convierte no sólo en una cuestión de Estado sino en un problema europeo, pues lo que todos quieren es que no se rompa la actual situación de alianzas y equilibrios, que había en ese momento en Europa. Todos los países maniobran para que la nacionalidad del nuevo Rey no perjudicase sus alianzas e intereses.
Su madre María Cristina, plantea como marido al conde de Trapani, que era hermano de su madre y en consecuencia tío carnal. Francia plantea la candidatura del duque de Montpensier, que era hijo de Luis Felipe. También aspiraba el infante Enrique que era el segundo hijo de Francisco de Paula y de Luisa Carlota, hermana de su madre María Cristina, pero esta candidatura se vino abajo por su colaboración en el alzamiento carlista de Galicia.
Mientras sectores sociales españoles apoyan la idea de casarla con Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, hijo de Carlos María Isidro, el cual abdicó para facilitar el enlace, con lo que el problema dinástico se hubiera evitado, pero Isabel II no aceptó. Para ello contó con el apoyo de los liberales, y ahí está el origen de la segunda guerra carlista.

El general Narváez propuso a Francisco de Paula de las Dos Sicilias, conde de Trapani, pero este fue rechazo por los progresistas. La madre reina, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, propone a Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, que era pariente de la reina Victoria. Luis Felipe de Francia apoya la candidatura de cualquiera de sus dos hijos, Enrique de Orleans, duque de Aumale o de Antonio, duque de Montpensier, que acabó casándose con la hermana de Isabel II, la infanta Luisa Fernanda de Borbón.
Se celebra la conferencia de Eu, donde tanto  Francia como Inglaterra renuncian a que sus candidatos se casasen con Isabel II, por lo que se opta por Francisco de Asís de Borbón, que era considerado un hombre apocado y de poco carácter, que no iba a interferir en la política
Francisco de Asís de Borbón, hijo del Infante Francisco de Paula y de Luisa Carlota, era además primo hermano de Isabel. Esta elección satisfacía a todos los sectores políticos del país, porque lo consideraban un personaje políticamente inocuo y además se fundían en una sola las dos ramas reales.
La boda se celebró en Madrid, el 10 de octubre de 1846, cuando Isabel cumplía dieciséis años, siendo una boda doble pues también se casó su hermana Luisa Fernando de Borbón, que tenía catorce años con el príncipe Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo menor de Luis Felipe I de Francia
La expresión que se oía esos días en España era: ¡Pobres niñas, condenadas a sendos matrimonios de conveniencia para salvar el trono!

Al conocer el nombre de su futuro marido, Isabel II se negó diciendo ¡No, con Paquita, no! Pero su madre María Cristina y una monja oscura, que estará presente en toda su vida, sor Patrocinio, le presionaron para que aceptara. Así el día antes del matrimonio Isabel II dijo a su madre: “He cedido como reina, pero no como mujer. Yo no he buscado a este hombre para que fuese mi marido; me lo han impuesto y no lo quería”.
Su noche de boda fue un fracaso. Es conocido el comentario que hace Isabel II al diplomático León y Castillo “que voy a decir de un hombre que en la noche de bodas llevaba en su camisa más bordados que yo en la mía”.
La presencia de Francisco de Asís enseguida levantó muchos dichos populares y se crearon numerosas coplas como la siguiente:
Isabelona / Tan frescachona / y don Paquita / tan mariquita
Desde el principio de su matrimonio ambos mostraron una mutua antipatía.   Francisco de Asís era homosexual, mientras que era conocida la escandalosa afición de la reina Isabel por los hombres.   Esto producía constante separaciones.   Son conocidas, como determinadas personas debían intermediar entre la pareja regia, como fue el general Narváez,  el confesor de la reina, el arzobispo Antonio María Claret y hasta el mismo Papa, Pío IX

SUS AMANTES
La vida de Isabel II se basa en una fiesta continua. Se acostaba a las cinco de la mañana y se levantaba a las tres de la tarde. Este modo de vida levantaba fuertes críticas en la sociedad española.

El primer amante oficial fue el general Serrano a quien Isabel II le calificaba “el general bonito”, y producía un auténtico escándalo porque la reina lo perseguía por todos los cuarteles de Madrid. Llegó a tal nivel el escándalo, que el ejército decidió trasladarlo fuera de Madrid.
Otros amantes reconocidos son el cantante José Mirall, cuya voz entusiasmaba a la reina. El conocido compositor Emiliano Arrieta, el coronel Gándara, también Manuel Lorenzo de Acuña, marqués de Bedma. Destaca el capitán José María Arana, conocido como ”el pollo Arana”, en esta relación hay una anécdota, que su marido Francisco de Asís, un día le dijo a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, que le estaba poniendo los cuernos. Lo ascendió a coronel y le otorgó la Cruz Laureada de San Fernando.  Fruto de esa relación nació la infanta Isabel, que sería llamada popularmente la Araneja y también la Chata.
Otra relación también muy conocida fue con el capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó conocido como “el pollo real”, que fue el padre de Alfonso XII, al que llamaron puigmolteño. Se dice que un día hablando Isabel con su hijo Alfonso XII de dijo “Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”.
Otro amante reconocido fue el general O´Donnell que había llegado al poder con la Vicalvarada, iniciándose un periodo histórico conocido como el bienio progresista, dirigido dicho gobierno por la Unión Liberal (1854-1856). O´Donnell se sintió atraído por Isabel II y ésta le respondía, cultivando un amor platónico, que aumenta su comprensión y confianza mutua. La diferencia de edad entre ambos, veintiún años no les importaba nada. Sin embargo, este entendimiento fue cambiando por la influencia conservadora, que ejercían sobre la Reina, el padre Claret y sor Patrocinio, conocida como la monja de las Llagas, que intentaban neutralizar las medidas liberales que el gobierno de O´Donnell tomaba sobre la Iglesia. Esto llevó, a que Isabel II humillara públicamente a O´Donnell, provocando su cese.

Cabe destacar la anécdota, de que en el año 1860, O´Donnell va a despedirse de Isabel II antes de iniciar una nueva guerra en Marruecos, la Reina le dice cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. Francisco de Asís que estaba presente, añadió “lo mismo te dijo O´Donnell, lo mismo te dijo”.
Otros amantes fueron el secretario Miguel Tenorio; el cantante Tirso Obregón; José de Murga y Reolid, marqués de Linares por concesión real; el gobernador de Madrid y posterior ministro de Ultramar, Carlos Marfori y Calleja, que le acompañará a París cuando se exilia por el triunfo de la Gloriosa de 1868. El capitán de artillería, José Ramón de la Puente.
Fruto de estas relaciones tuvo los siguientes hijos:
- El 20 de mayo de 1849 da a luz un varón fallecido en el parto, hijo del marqués de Bedmar.
- El 12 de julio de 1850 dio a luz un nuevo varón que falleció a los cinco minutos de nacer, enterrado en el Panteón de príncipes de El Escorial y que probablemente fuera hijo del rey consorte Francisco de Asís de Borbón.

- El 20 de diciembre de 1851, dio a luz a la infanta María Isabel Francisca de Asís, popularmente conocida como la Chata, princesa de Asturias, hasta el nacimiento de Alfonso XII, hija del capitán José Ruiz Arana.
- El 5 de enero de 1854, nace la infanta María Cristina, muerta al poco de nacer y que fue enterrada en el Panteón de El Escorial, de padre desconocido.
- El 24 de noviembre de 1855, tuvo un aborto avanzado, tras haberse publicado en la Gaceta de Madrid el embarazo real, de padre no conocido.
- El 20 de junio de 1856, hay un nuevo aborto de padre no conocido.
- El 28 de noviembre de 1857; Alfonso, príncipe de Asturias y más tarde rey de España, era hijo del capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó.   A punto de dar a luz al futuro Alfonso XII, la Reina pregunto al médico que la atendía Tomás Eustaquio del Corral y Oña, si la criatura sería varón o hembra. Le contestó “Varón”, por ello y en señal de agradecimiento  le nombró marqués del Real Acierto.
- El 26 de diciembre de 1859, da a luz a la infanta Concepción, muerta a los veintiún meses, hija del rey consorte.

- En el año 1861 tuvo a María del Pilar Berenguela fallecida a los dieciocho años.
- En el año 1862 tuvo a María de la Paz, que fue casada con Luis Fernando de Baviera.
- En el año 1864 tuvo a María Eulalia, duquesa de Galliera, fue casada con Antonio de Orleans y Borbón.
- En el año 1866 nació Francisco de Asís Leopoldo, fallecido a las pocas semanas de nacer.

EL REY FRANCISCO DE ASÍS
Mientras todo esto sucedía su marido Francisco de Asís y Borbón tuvo un amigo de por vida, Antonio Ramón Meneses, con el que convivió toda su vida. Ante los continuos amantes de Isabel II, los asumió con naturalidad. Por el reconocimiento de la paternidad de los hijos de Isabel II, recibía a cambio un millón de reales por hacer la presentación de cada uno de ellos.
Como dice Isabel Burdiel “casada a los dieciséis años con su primo Francisco de Asís, a quien aborrecía, Isabel II tuvo en ese marido a su más ferviente enemigo, el espía de todos sus actos, el deslegitimador de sus derechos al trono”.
Una copla popular decía de Francisco de Asís:
Gran problema es en las Cortes
Averiguar si el consorte
Cuando acude al excusado
Mea de pie o mea sentado

Destacaba por su capacidad de intrigar en las Cortes, su gusto por las conspiraciones, su tendencia a clericalizar el juego político mediante el apoyo a personajes oscuros de la Iglesia. Debe destacarse el papel del confesor del rey, el padre Fulgencio y de sor Patrocinio, que ejercieron una nefasta influencia en las relaciones entre ambos cónyuges.
Francisco de Asís prefería el palacio segoviano de Rio Frío a la cercanía de su esposa en el Palacio Real de Madrid. Ya en el exilio se instaló en Epinay retirado de la vida pública y dedicado a su afición a los libros y al coleccionismo de obras de arte, hasta que muere en 1902, dos años antes que la Reina

EL FINAL DE ISABEL II
El 28 de septiembre de 1868, se produce el levantamiento de la Gloriosa, encabezada por los generales Prim, Serrano y el almirante Topete que contó con un gran apoyo popular que cantaban el himno de Riego y gritaban ¡Mueran los Borbones! Y que en algunos momentos se convirtió en ¡Mueran los bribones!. Esto supuso la salida de Isabel II al exilio de París. Desde él, no dejó de conspirar e hizo todo lo posible para que su hijo Alfonso XII recuperara el trono, como así sucedió en el año 1874.

Isabel II muere el 16 de abril de 1904. El historiador conservador José Luis Comellas hace un retrato de Isabel II “Desenvuelta, castiza, plena de espontaneidad y majeza, en la que el humor y el rasgo amable se mezclan con la chabacanería y con la ordinariez, apasionada por la España cuya secular corona ceñía y también por sus amantes".
El escritor Valle Inclán en su obra “la corte de los milagros“ hace la siguiente descripción: “La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión, un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos”.
Ya al final de su vida, Isabel II, en una entrevista con el escritor Benito Pérez Galdós le decía: “¿Qué había de hacer yo, jovencilla, reina a los catorce años, sin ningún freo a mi voluntad, con  todo el dinero a mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer a los necesitados, no viendo al lado mío más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más voces de adulación que me aturdían ¿Qué había de hacer yo? Póngase en mi caso…
Así describia Pérez Galdós a Isabel II en 1902. “El reinado de Isabel II se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre Reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de la libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja al sepulcro, sin que su muerte avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Se juzgará su reinado con crítica severa: en él se verá el origen y el embrión de no pocos vicios de nuestra política; pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, a la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa. Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina y llevar en su mano la dirección moral de un pueblo, pesada obligación para tan tierna mano”.
Para Isabel Burdiel “Isabel II no fue una ninfómana; simplemente estuvo mal casada. Es cierto que tuvo muchos amantes, pero eso era habitual entre la aristocracia y la realeza de la época”. Sin embargo, para mí si fue una ninfómana y no valen excusas de justificación.

NOTA EXPLICATIVA
Tras la caída de la reina Isabel II y su posterior exilio a Francia, los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo Bécquer el poeta y el pintor Valeriano Domínguez Bécquer, firmaban bajo el pseudónimo de SEM, la obra “Los Borbones en pelotas” realizada entre los años 1868-1869, una serie de acuarelas de amplio contenido satírico y pornográfico
Esta obra consta de 107 originales, que nunca fue publicada pero circuló de forma clandestina. Esta obra fue descubierta en 1986 pero solo se conservan 89 ilustraciones.

BIBLIOGRAFIA
Atienza, Juan G. “Isabel II: la reina caprichosa”. La esfera de los libros. Madrid. 2005
Burdiel, Isabel.  “Isabel II: un perfil inacabado”. 1998.
Burdiel, Isabel. “Isabel II. NO se puede gobernar inocentemente”. Espasa Calpe. Madrid. 2004.
Comellas, José Luis. “Isabel II. Una reina y un reinado”. Ariel, Barcelona. 1999.
José Luis, Comellas. “Política y administración de la España isabelina”. Narcea. Madrid. 1972.
Espadas Burgos, Manuel. “La España de Isabel II”. Historia 16. Madrid. 2004.
Fayanás Escuer,  Edmundo. “Isabelle II.Nymphomane couronnée”. Histoire point de vue, nº16.   Diciembre de 2013.  París.
Fontana, Josep. “La época del liberalismo”. Crítica-Marcial Pons. Barcelona. 2007.
González Doria, Fernando.  “Memorias de Isabel II”. Bitácora.  Madrid. 2010.
Granados Loureda, Juan Antonio. “Breve historia de los Borbones”. Ediciones Nowtilus. 2010.
Llorca, Carmen. “Isabel II y su tiempo”. Istmo. Alcoy. 1984.
La Blanchetai, Pierre H. “Isabelle II, reine d’Espagne”. Plon. París. 1934.
Luard, René. “Isabel II  de España”.  Juventud.  Barcelona. 1958.
Luz, Pierre de. “Isabel II, reina de España, 1830-1904”. Juventud. Barcelona. 1937.
Medio, Dolores. “Biografía de Isabel II”. Suc de Rivadeneira. Madrid. 1966.
Moreno Echeverria, J.M. “Isabel II, biografía de una España en crisis”. Ediciones 29. Madrid. 1973.
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Puga, María Teresa. “El matrimonio de Isabel II en la política de su tiempo”. Aunsa. Pamplona. 1964.
Rico, Eduardo G. “La vida y la época de Isabel II”. Planeta. Barcelona. 1999.
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Vázque García.  “Figuras femeninas de la desviación sexual. España, 1850-1920”. Madrid. 2010.
Vilches, Jorge. “Isabel II. Imágenes de una reina”. Síntesis. Madrid.  2007.

jueves, 13 de noviembre de 2014

El sexenio democrático (1868-1874)



. Introducción: el agotamiento del moderantismo

1.       La oposición al Moderantismo

            1.1       Las fuerzas políticas: progresistas, demócratas y unionistas
            1.2       El pacto de Ostende (1866)
 
2.       La “Gloriosa

2.1       Causas y desencadenantes de la Revolución
                        - Crisis financiera internacional y crisis industrial
                        - Crisis de subsistencias
                        - Descontento popular
            2.2       La “gloriosa” revolución de 1868

3.       El Gobierno provisional (1868-1870)

            3.1       La Constitución democrática de 1869
            3.2       Las reformas económicas

4.       La monarquía constitucional de Amadeo de Saboya (1870-1873)

            4.1       La elección de Amadeo I
            4.2       La oposición a la nueva monarquía
                        - Los sectores conservadores: borbónicos e Iglesia
                        - Los Republicanos y las organizaciones obreras
4.3       Los problemas del reinado
                        - Las insurrecciones: Cuba, carlistas y federalistas
                        - La inestabilidad gubernamental

5.       La primera República  (1873-1874)

            5.1       La proclamación de la República
5.2       La República federal
            5.3       La Revolución cantonal
5.4       La república autoritaria

.         Conclusión: el primer fracaso democrático

martes, 11 de noviembre de 2014

El lado oscuro de la Reina María Cristina

Nace el 27 de abril de 1806 en Palermo. Sus padres fueron Francisco I de las Dos Sicilias y la infanta Mª Isabel de Borbón que era hija de Carlos IV de España y hermana de Fernando VII.
Tuvo una educación esmerada en su vida en Nápoles. Esta formación se basaba más en la cultura que en la política, y toda su idea de política era que siempre tenía que haber un gobierno fuerte.
El marqués de Villa-Urrutia describe a María Cristina de la siguiente forma “era considerada como hermosa, no por la corrección de sus facciones, sino por el conjunto, según se puede apreciar en el retrato de don Vicente López, cuyo pincel, como el de Goya, no pecó de cortesano y lisonjero. Cuando entró en Madrid, sin estar delgada, no era mujer de mucho volumen; pero al poco tiempo adquirió  su cuerpo ciertas líneas curvas, En España como en Oriente muy apreciadas, por el mayor relieve que dan a la hermosura femenina…”

EL MATRIMONIO CON FERNANDO VII
En mayo de 1929, muere la tercera esposa de Fernando VII, María Amalia de Sajonia sin haber tenido descendiente con ninguna de sus tres esposas. La elegida es María Cristina, que era sobrina de Fernando VII. El rey tenía veintidós años más que María Cristina. 

Fernando VII y María Cristina paseando por los jardines de Aranjuez, en 1830. Óleo de Luis Cruz y Ríos, Museo de Bellas Artes de Asturias.

María Cristina llega a España y el 11 de diciembre de 1829, se celebra la boda en Aranjuez. Es bien recibida por los liberales, pues un posible heredero desplazaría al príncipe Carlos María Isidro, conocido por su talante absolutista y conservador, reacio a cualquier cambio político y social.
Fernando VII padecía una macrosomía genital, fruto de la costumbre matrimonial borbónica de casarse primos con primos para preservar la sangre real.

María Cristina de Borbón por Franz Xaver Winterhalter realizado en París de 1841

María Cristina quedó embarazada y el 30 de octubre de 1830 nace la futura Isabel II. En el momento que María Cristina queda embarazada, Fernando VII activa la Pragmática Sanción de 1789 y anula la Ley Sálica, que de este modo permitiría reinar a las mujeres.
Nuevamente queda embarazada y, el 30 de enero de 1832, da a luz a Luisa Fernanda, que sería casada con el duque de Montpensier. A mediados del año 1832, enferma gravemente el rey y su primer ministro Francisco Calomarde consigue hacer firmar la derogación de la Pragmática Sanción aprovechando su debilidad. Sin embargo, consigue recuperarse de su enfermedad y anula esta firma. Destituye a su primer ministro y hace que María Cristina actué como Gobernanta.
Los liberales ofrecieron todo su apoyo a María Cristina con el objetivo de reforzarla y conseguir que no llegara al poder Carlos María Isidro. Concedió una amnistía a los liberales presos e hizo que algunos ocuparan puestos de responsabilidad. Muere Fernando VII el 29 de septiembre de 1833. Es nombrada Regente debido a la minoría de edad de la futura Isabel II, pues tenía tres años.

EL MATRIMONIO MORGANATICO
El 28 de diciembre de 1833, a los tres meses de quedarse viuda contrajo matrimonio morganático en secreto con un sargento de su Guardia de Corps, Agustín Fernando Muñoz y Sánchez. Fernando Muñoz entró en la Guardia de Corps gracias a que su abuela había sido nodriza de una hermana del rey Fernando VII.

Caricatura “El braguetazo de un guardia de corps

¿Cómo se conocieron María Cristina y Fernando Muñoz?
Hay dos versiones, la primera nos dice que una noche María Cristina se fijó en él y le preguntó si se cansaba, a lo que Fernando respondió “en servicio a su majestad no puedo cansarme nunca”. La respuesta satisfizo tanto a María Cristina, que enseguida quedó libre de servicio y ya la atendía nocturnamente en su lecho.
La segunda versión es el relato de su nieta María de la Paz. La historia decía, que la reina madre se encontraba paseando con su carruaje, yendo y viniendo de vacaciones, cuando a consecuencia de un bache se dio un golpe en la nariz y empezó a sangrar, entonces solicitó a su dama de compañía le facilitase un pañuelo y como ésta no lo tenía aceptó el de uno de los miembros de su escolta y así empezó la relación.

El sacerdote que oficio la ceremonia fue Marcos Aniano González, que era amigo del novio y siguió al matrimonio durante  tres lustros tanto como capellán de Palacio y único confesor de María Cristina.
La ceremonia se celebró en el Palacio de Oriente, a las siete y media de la mañana, actuando como testigos el marqués de Herrera y Miguel López de Acevedo. Entonces María Cristina tenía veintisiete años y Fernando Muñoz veinticuatro.
María Cristina era muy religiosa y no quería vivir su relación con Muñoz fuera del matrimonio, pero si se casaba con él perdía sus títulos y sus privilegios.
Las sospechas transcendieron pese a los esfuerzos por mantener oculta la relación y  el matrimonio secreto. María Cristina, que aparecía en numerosos actos públicos, intentaba disimular sus embarazos a base de emplear amplios vestidos, que ocultasen su abultado vientre. Estas sospechas se debieron a los cinco embarazos de la Regente que delataban las relaciones con otra persona. Así se decía “La Regente es una dama casada en secreto y embarazada en público”.


Sus enemigos políticos y rivales los carlistas también le dedicaron coplillas alusivas a sus embarazos:

Clamaban los liberales
que la reina no paría,
¡Y ha parido más muñoces
que liberales había!

También fue famosa la canción popular dedicada a la Regente María Cristina y que todos hemos oído:

María Cristina me quiere gobernar
y yo le sigo, le sigo la corriente
porque no quiero que diga la gente
que María Cristina me quiere gobernar.

No se sabe si eran los carlistas los que le cantaban la canción a los liberales o eran estos a los carlistas. Esta canción posteriormente fue usada mucho en Cuba.
De este matrimonio nacieron ocho hijos, a los que Isabel II concedió títulos nobiliarios:
  • María de los Desamparados Muñoz y Borbón 1834. Condesa de Vista Alegre.
  • María de los Milagros Muñoz y de Borbón. 1835, Marquesa de Castillejo
  • Agustín María Muñoz y de Borbón. 1837. Duque de Trancón, I Vizconde de Rostrollano y Príncipe de Ecuador.
  • Fernando María Muñoz de Borbón. 1838. Vizconde de la Alborada y otros títulos.
  • María Cristina Muñoz y de Borbón. 1840. Marquesa de la Isabela y Vizcondesa de la Dehesilla.
Estos cinco hijos lo fueron durante su Regencia. Como no podía estar embarazada oficialmente al ser viuda, hizo que viviera largas temporadas apartadas en el palacio de Vista Alegre. Nada más nacer sus hijos, eran enviados a París donde eran atendidos por personal de confianza. Posteriormente, tuvieron otros tres hijos:
  • Antonio de Padua Muñoz y de Borbón. 1842.
  • Juan Muñoz y de Borbón. 1844. Conde del Recuerdo entre otros títulos.
  • José María Muños y de Borbón. 1846. Conde de Gracia y Vizconde de la Arboleda.
Enseguida comenzaron a llamar a Fernando Muñoz con el nombre de "Fernando VIII".   Si no tuvieron más hijos fue porque ya eran mayores pero no por su pasión sexual que era muy fuerte y mantenían el ardor de la juventud.

LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA
Su Regencia solo fue reconocida por Francia e Inglaterra. Tuvo que hacer frente a la sublevación de Carlos María Isidro, provocándose la primera guerra carlista. Para poder hacer frente a los carlistas, María Cristina se apoyó en los liberales.

Boda de Isabel II y Francisco de Asis
Durante su Regencia asistimos a la formación de las provincias que actualmente conocemos. Se promulgó el Estatuto Real, que preveía la transición de la monarquía absolutista a la constitucional, se acordaban unas Cortes bicamerales y su relación con la Corona, bajo el gobierno de Francisco Martínez de la Rosa. También se acordó formar parte de la Cuádruple Alianza.
Destaca el gobierno de Juan Álvarez Mendizábal, que desarrolló su conocida desamortización de bienes religiosos, con la finalidad de conseguir el saneamiento de las arcas de la Hacienda, que se encontraban en una malísima situación. Estos bienes desamortizados fueron vendidos en subasta, por lo que se favoreció la creación de un nuevo grupo de terratenientes, que marcarían el posterior desarrollo político.
Tuvo que hacer frente al motín de los Sargentos de la Granja, donde se le obligó a restablecer la Constitución de Cádiz de 1812. A partir de ese momento, se apoyó mucho más en los sectores moderados. En 1839, se acaba la I guerra carlista con la firma del Convenio de Vergara. A principio de 1840, se aprueba la Ley de Ayuntamientos que permitía a la Corona elegir los alcaldes de las capitales de provincias, con el rechazo de los progresistas.
Tuvo que hacer frente a varios intentos liberales, hasta que el general Baldomero Espartero aprovechando la baja popularidad de la Regente le hizo renunciar a la Regencia y salió exiliada del país. Espartero se sublevó y le quiso imponer un gobierno progresista a lo que la Regente se negó, lo que significó su exilio. Antes de partir, sin embargo, pudo decirle a Espartero “te hice duque, pero no he logrado hacerte caballero”.
Espartero, tras la salida de la Regente hizo público el acta de su matrimonio con Fernando Muñoz, lo que aumentó el escándalo todavía más.

EL PRIMER EXILIO
María Cristina huye por el puerto de Valencia, el 17 de octubre de 1840, en el vapor Mercurio, a Marsella. A su llegada declaraba que su renuncia a la Regencia fue forzada. Posteriormente se traslada a Roma, donde permaneció tres meses hasta que el Papa Gregorio XVI le dio la bendición a su matrimonió morganático.
Termina refugiándose en Francia donde es acogida por sus tíos Luis Felipe de Orleans y María Amelia. Se compró el palacio de la Malmaison, que había pertenecido a Josefina Bonaparte.
Inmediatamente empezó a conspirar, así al año, apoyó un golpe encabezado por el general O’Donnell que se sublevó en Pamplona, Bilbao y Zaragoza y el general Narváez en Andalucía.
En el año 1842 constituyó una sociedad secreta, la Orden Militar Española para conspirar contra Espartero. De ella formaban parte O’Donnell y Narváez. Al mismo tiempo, formó una junta civil presidida por Martínez de la Rosa, que hacía las veces de gobierno en el exilio.
El 30 de julio, Espartero tiene que abandonar la regencia y sale de España tras la sublevación militar encabezada por O’Donnell, Narváez y Prim. Se declara mayor de edad a Isabel II a pesar de que tenía trece años. Presta juramento como Reina, el 8 de noviembre de 1842.


SU REGRESO, 1844-1854
Con la entronización como Reina de Isabel II, se permite el regreso de su madre. Por decisión de Isabel II se legaliza su matrimonio y se celebra una nueva ceremonia de boda, el 12 de octubre de 1844. Las Cortes confirmaron la legalidad  del matrimonio. Al ser todo legalizado Fernando Muñoz fue nombrado duque de Riánsares y Grande de España.
Al principio se instaló a vivir en la Palacio Real, pero para evitar susceptibilidades se trasladaron posteriormente al palacete de la calle de las Rejas.
En 1845, participa en un intento de restauración de la monarquía en Ecuador a petición del presidente Juan José Flores. Este proyecto presentaba dos partes: la primera consistía en que su hijo, Agustín Muñoz y Borbón, se convirtiera en Príncipe de Ecuador y, más tarde, sería nombrado rey de Perú y Bolivia. Uniendo los tres países en una sola nación a la que llamarían Reino Unido de Ecuador, Perú y Bolivia. Sin embargo, el presidente Flores fue depuesto por la revolución marcista y todo se vino abajo.
María Cristina tuvo una gran influencia en el matrimonio de Isabel II con Francisco de Asís, que era un hombre todo lo opuesto a lo que ella necesitaba. Ella tenía una gran actividad sexual y era ninfómana, mientras que Francisco de Asís era gay, conocido como “Paquita”. El matrimonio se realizó  el 10 de octubre de 1846.
La relación entre ambas fue deteriorándose; María Cristina afeaba el comportamiento sexual de Isabel II. A todo ello, debe unirse, que quería seguir influyendo en la vida política del país. En 1854, se produce la Vicalvarada con O’Donnell a la cabeza. Una de las demandas que exigen los sublevados es que se aparte a María Cristina de la política. Consecuencia de estas protestas es que fueron incendiados los palacios de María Cristina, el de José de Salamanca y el del conde de San Luis.

Esta es la carta, que le escribe O’Donnell a Isabel II.
“Desoiga también V.M. los consejos artificiosos y parciales de la reina madre. Esta señora parece que lleva a V.M. en su señora y la dio a luz para complacerse luego en inmolarla a su capricho y a la insaciable sed de oro de que está devorada. Fuera de la vida, nada debe V.M a la reina Cristina, ni ella ha otorgado a España beneficio alguno para que V.M le tribute sumisión y obediencia en su conducta regia.
Apenas descendió a la tumba el padre de V.M. la viuda gobernadora del reino, daba a V.M el pernicioso ejemplo de un amor impuro que principió por el escándalo, que concluyó diez años después por un casamiento morganático y que ha traído males incalculables."
Poco severa ella misma en los principios de sana moral que deben ser la base y fundamento de la educación de los príncipes, ni supo inculcarlos en el ánimo de V.M. mientras fue niña, ni se cuidó más que acumular oro y de preparar desde temprano un peculio crecido a su futura prole…. Apenas ha habido contratas lucrosas de buena a mala ley, especulaciones onerosas, privilegios monopolizadores a que no se haya visto asociado el nombre de la reina madre.
El resorte para que un ministro o un hombre público haya obtenido la protección y apoyo de esa señora, o provocado su animadversión, ha sido pactar o no con ella el servicio de sus interese. Esto lo sabe el pueblo…

EL SEGUNDO EXILIO
En 1854, tras el golpe liberal de O’Donnell inicia su segundo exilio y definitivo, saliendo hacia Portugal. Posteriormente se trasladaría nuevamente a Francia, instalándose en Sainte-Adresse, donde vivió más de veinte años. Perdió la pensión vitalicia que le había concedido las Cortes.
En 1956, le fue devuelto por el Estado todos los bienes confiscado con su segundo exilio. Visitó el país, en 1864, bajo el gobierno de Narváez, estando poco en Madrid y visitando Asturias, tierra de sus florecientes negocios.

Foto de María Cristina en 1870

Volvió nuevamente, en 1868, con motivo  de la boda de la infanta Isabel,” la Chata” con el príncipe Cayetano de Borbón-Dos Sicilias. En 1876, volvió con el apoyo de Cánovas del Castillo para enterrar a su marido en Tarancón. Su última presencia en el país fue para asistir a la boda de su nieto Alfonso XII con Mercedes de Orléans en 1878.

LOS NEGOCIOS DE LA PAREJA REAL
La gran pasión de María Cristina fueron los negocios y para ello contó con grandes personajes como el general Narváez y José de Salamanca. No dudó en desviar fondos estatales para sus inversiones particulares. Se decía que “no había proyecto industrial en el que la Reina madre no tuviera intereses”.
Fernando Muñoz fue el promotor de diversas empresas por todo el país, destacando las de ferrocarriles que por aquellos tiempos empezaban a abrirse camino, haciendo inversiones en este sector en Asturias. También creó numerosas empresas en torno al carbón en Siero y el valle del Nalón y creó la empresa Asturiana Mining Company que posteriormente sería transformada en la Fábrica de Mieres. También participó activamente en el negocio de la sal, durante cinco años disfrutó del monopolio de dicho producto, lo cual le dio pingues beneficios. También participó en el negocio de los negreros, en compañía del el general Narváez, fundador de la Guardia Civil.
Obtuvo la concesión de la línea férrea Madrid-Aranjuez, que fue inaugurada, el siete de diciembre de 1851, que posteriormente se extendería hasta Albacete y Alicante. Como dice el historiador Pierre de Luz:
“En aquel momento, todo el mundo en Madrid juega a la bolsa, y es Salamanca quien dirige el baile. Ya ha arrastrado a Muñoz, y pronto asocia al mismo Narváez a sus combinaciones, a sus grandes golpes, a sus enormes ganancias… no existe en España un solo negocio industrial en que María Cristina o el Duque de Riánsares no tomen parte.”

Monumento a María Cristina en Madrid

María Cristina y Fernando Muñoz fueron enriqueciéndose con el dinero público, siendo acusados de abuso de poder y de aprovechar en su favor la información privilegiada de la que gozaban. Así supieron anticiparse a la crisis y se desprendieron de sus negocios asturianos un año antes de que fuera promulgado el Real Decreto donde se rebajaban los aranceles sobre los productos siderúrgicos, provocando el desastre de la siderurgia española.
María Cristina fallece el 22 de agosto de 1878. Su deseo era que fue enterrada con su marido Fernando Muñoz en Tarancón. Finalmente, fue enterrada en el Panteón de Reyes de El Escorial, dado que con la llegada de Alfonso XII al trono fue esposa, madre y abuela del rey.

BIBLIOGRAFIA
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