lunes, 30 de marzo de 2015

Pel.lícules proposades

- Las Hurdes, tierra sin pan (Luis Buñuel, 1933)

- Surcos (J.A. Nieves Conde, 1951)

El verdugo (Luis G. Berlanga, 1963) 

- Canciones para después de una Guerra (Basilio Martín Patino, 1971) 

- ¡Ay Carmela! (Carlos Saura, 1990)

- Tierra y libertad (Ken Loach, 1995) 

- La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 2000)

Novel.les proposades

- Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender

- Los soldados lloran de noche, de Ana María Matute

Si te dicen que caí de Juan Marsé

- Historia de una maestra de Josefina Aldecoa

- Luna de lobos de Julio Llamazares

El lápiz del carpintero de Manuel Rivas

- La voz dormida de Dulce Chacón

- Los girasoles ciegos de Alberto Méndez 

- Les veus del Pamano de Jaume Cabré 

domingo, 29 de marzo de 2015

Esglèsia i estat


La postura de la Iglesia frente a la legislación republicana

Los principios y preceptos constitucionales en materia confesional no sólo no responden al mínimum de respeto a la libertad religiosa y de reconocimiento de los derechos esenciales de la Iglesia que hacían esperar el propio interés y dignidad del Estado, sino que, inspirados por un criterio sectario, representan una verdadera oposición aun a aquellas mínimas exigencias. (...) 
Más radicalmente todavía se ha cometido el grave y funesto error de excluir a la Iglesia de la vida públi­ca y activa de la nación, de las leyes, de la educa­ción de la juventud, de la misma sociedad domésti­ca, con grave menosprecio de los derechos sagra­dos y de la conciencia cristiana del país. (...) De semejante separación violenta e injusta, de tan ab­surdo laicismo del Estado, la Iglesia no puede dejar de lamentarse y protestar, convencida como está de que las sociedades humanas no pueden conducirse, sin lesión de deberes fundamentales, como si Dios no existiese, o desatender a la Religión, como si és­ta fuera un cuerpo extraño a ellas o cosa inútil y nociva. (...)  
Derecho y libertad para todos, tal parece ser la ins­piración formulativa de los preceptos constituciona­les, con excepción de la Iglesia.
Declaración colectiva del episcopado ante la nueva Constitución. (20 de diciembre de 1931)

Manuel Azaña y la cuestión religiosa

Yo no me refiero a las dos primeras, me refiero a esto que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica del pueblo español. 
Yo no puedo admitir, señores diputados, que a esto se le llame problema religioso. El auténtico proble­ma religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la pregunta sobre el misterio de nuestro destino. Este es un problema político, de constitución del Estado, y es aho­ra precisamente cuando este problema pierde hasta  las semejas de religión, de religiosidad, porque nuestro Estado, a diferencia del Estado antiguo, que tomaba sobre sí la tutela de las conciencias y daba  medios de impulsar a las almas, incluso contra su voluntad, por el camino de su salvación, excluye to­da preocupación ultraterrena y todo cuidado de la fidelidad, y quita a la Iglesia aquel famoso brazo secular que tantos y tan grandes servicios le prestó. Se trata simplemente de organizar el Estado español con sujeción a las premisas que acabo de estable­cer. (...)
                        Discurso de Manuel Azaña en el Congreso de los Diputados en 1931

sábado, 21 de marzo de 2015

Manifiesto del comité revolucionario (octubre de 1930)


¡Españoles! Surge de las entrañas sociales un profundo clamor popular que demanda justicia y un impulso que nos mueve a procurarla.
Puestas sus esperanzas en la República, el pueblo está ya en medio de la calle. 
Para servirle hemos querido tramitar la demanda por los procedimientos de la ley y se nos ha cerrado el camino; cuando pedíamos justicia, se nos arrebató la libertad, cuando hemos pedido libertad, se nos ha ofrecido como concesión unas Cortes amañadas como las que fueron barridas, resultantes de un sufragio falsificado, convocadas por un Gobierno de dictadura, instrumento de un rey que ha violado la Constitución y realizadas con la colaboración de un caciquismo omnipotente (...)
Venimos a derribar la fortaleza en que se ha encastillado el Poder personal, a meter la Monarquía en los archivos de la Historia y a establecer la República sobre la base de la soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente. De ella saldrá la España del porvenir y un nuevo Estatuto inspirado en la conciencia universal, que pide para todos los pueblos un Derecho nuevo, ungido de aspiraciones a la igualdad económica y a la justicia social. 
Entre tanto, nosotros, conscientes de nuestra misión y de nuestra responsabilidad, asumimos las funciones del Poder Público con carácter de Gobierno Provisional.
 ¡Viva España con honra!. ¡Viva la República!
                                               Manifiesto del comité revolucionario (octubre de 1930)

miércoles, 11 de marzo de 2015

El desastre de Annual


«El Rey se hallaba ansioso de un éxito espectacular que le permitiera verse libre de una vez del Parlamento. Los lentos métodos de penetración política en el Rif le impacientaban, y decidióse a dirigir él mismo, por encima del Ministerio de la Guerra, las operaciones. Envió allí a Silvestre, un general de caballería, cuyo estilo brusco y temerario Alfonso XIII admiraba. Silvestre debía marchar al frente de su columna atravesando el Rif, desde Melilla, sobre Alhucemas: unos 64 kilómetros. (...) Pero (...) la columna de Silvestre, que había avanzado sin ninguna precaución, fue copada en Annual por las fuerzas rifeñas de Abd-el-Krim, mucho más reducidas. 
Hubo diez mil muertos, cuatro mil prisioneros y cayeron en su poder todos los fusiles, ametralladoras, artillería y aviones. Raro fue el que consiguió escapar. El propio general Silvestre se suicidó. Una semana o dos más tarde, la posición fortificada de Monte Arruit tuvo que rendirse. Su guarnición, de unos siete mil hombres, fue exterminada y los oficiales, cargados de cadenas, guardados para el rescate. La misma Melilla se vio a punto de caer. (...) 
Pero ciertas informaciones no pudieron hacerse públicas: por ejemplo la carta del Rey al (general) Silvestre (...) en la que le ordenaba: «Haz como yo te digo y no hagas ningún caso del Ministro de la Guerra que es un imbécil»»

Gerald Brenan, El laberinto español (1943)
 

lunes, 9 de marzo de 2015

Materials per al Bloc 2 (el segle XX)

Ací va el material del Bloc 2 (esquemes, textes, resums, etc...).
Ordena-te'l: recorda que és el material del segle XX i trobaràs 3 Nuclis Temàtics i, al primer (Crisis de l'estat liberal, segona república i guerra civil) quatre temes.
Atenció especial als textes i -en aquesta part de la Història- a les gràfiques.